El Debate Presidencial

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Tribuna Política. Por Gonzalo Ruiz Glori

El primer debate presidencial en la contienda electoral México 2024, estuvo acartonado, rígido, frío, poco emotivo, con un formato que no permitió a las candidaturas ampliar la información sobre sus propuestas, tampoco ahondar en sus descalificaciones.

Las tres candidaturas se agenciaron el triunfo, pero en el debate no hubo una ganadora o un ganador; en realidad no se hicieron daño, no hubo un golpe certero, nadie ganó por nocaut, luego entonces podemos concluir que tuvieron un desangelado empate, pues no hubo “carnita” para el post-debate.

Y aún es muy pronto para hablar de quién gana el post-debate; cabe aclarar que el ganador del debate se ha dado históricamente en el post-debate; luego
entonces hay que esperar a que den a conocer los sondeos que se realicen, para poder dar como ganadora a alguna de las candidatas o al candidato.

Lo cierto, es que la beneficiada es Claudia Sheimbaun porque no se ve, que debido al debate, vaya a perder algo de la ventaja que tiene.

Por supuesto que el formato diseñado por el INE, termina por beneficiar a la candidata oficial, porque no les permitió a sus adversarios ahondar en sus propuestas y tampoco insistir en los golpes que le asestaron.

La Presidenta del Instituto Nacional Electoral es muy cercana al Presidente Obrador, y por eso, no faltarán los mal pensados que dirán que se hizo un formato a modo para la Sheimbaun, y asegurar lo contrario, sería muy irresponsable.

Ahora bien, en cuanto a la participación de cada una de las candidatas y el candidato; el que más desaprovechó la oportunidad que le brindaba el debate fue Máynez.

Digamos que logró su objetivo de ofrecerse como una tercera opción, que además, es la menos señalada de corrupción; pero lo cierto es, que pudo haber aprovechado los reflectores, para ahondar en sus propuestas.

Ya que, ha dicho cuáles son, pero lo que quieren los ciudadanos es que les diga como las llevará a cabo, y sobre todo, con qué recursos las va a financiar.

Por cierto, es muy interesante lo que dijo sobre aumentarle el impuesto a la industria tabacalera, pues según aseguró, con el IEPS que paga esa industria, sólo alcanza para cubrir el 40% de lo que gasta el Gobierno de México en brindar atención médica a enfermas por su tabaquismo.

Por su parte, Xóchitl Gálvez desaprovechó la oportunidad de asestarle un golpe contundente a la candidata de la 4T, no la golpeó como debió hacerlo; atacar es una cosa, pero el no haber sido incisiva le quitó contundencia a sus ataques.

Además se le vió nerviosa, pareciese que no se preparó bien para el debate, estuvo leyendo lo que tenía que decir, lo que la hizo ver “como”obligada a seguir un guion o de plano como que no pudo memorizar los datos o que los desconocía.

No faltará quienes digan que eso la hizo verse “naturalita”, como le gusta al electorado; es lo mejor que puede hacer su casa de campaña para el control de daños.

Por cierto, vistió de blanco para remarcar su objetivo de deslindarse de los partidos políticos que la postulan, lo cual no logró; pues fue etiquetada como la candidata del PRIAN por la candidata de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, quien nunca la llamó por su nombre.

Tratar de venderse como una candidata ciudadana sólo la hizo ver como mentirosa, pues Maynez, señaló que pertenecía a la bancada panista del Senado, hasta antes de ser designada candidata presidencial.

Además la señaló de haber sido delegada en la Ciudad de México y diputada federal también por el PAN.

Quizá lo mejor del ataque a Sheimbaun fue señalar que su familia es mencionada en los “Panama Papers”, pero no ahondó en el tema y de ahí lo mejor que hizo Xóchitl fue señalar a Claudia como: ‘La dama de hielo’, o una mujer fría sin corazón. Por cierto, poner la bandera con el escudo nacional de cabeza, será lo más recordado de su participación en este debate.

Por su parte Claudia Sheimbaun, cumplió la encomienda que como puntera de la contienda electoral tiene, cuidar su ventaja; y se le vió serena, segura, que no se enganchó con los ataques a su persona o a su desempeño político o como funcionaria, se comportó como si fuera ya la Presidenta de México, y para serlo hay que parecerlo primero.

Quizá se le vió hasta fría y calculadora, como dijo la Gálvez, pero lo cierto es, que cumplió con eficacia su estrategia sensata en un debate.

Seguramente para algunos se haya visto arrogante o hasta autoritaria al decidir qué contestar y no responder a la pregunta de los moderadores; como cuando dijo que ya se había hablado mucho de la mujer y que mejor iba a hablar de los programas sociales.

Se dió tiempo para mostrar su enojo por las fallas del cronómetro, lo que evidenció su temperamento “bronco”; pero aprovechó el momento para hacer un chascarrillo de doble filo al decir que la candidata del PRIAN como ella la etiquetó, quería robarse la bolsa de tiempo, y sonrió, lo cual hizo poco durante el debate.

No faltará quien vea mal el no “engancharse”, en las descalificaciones, así como mencionar en repetidas ocasiones al Presidente Obrador; porque podría pensarse que fue evasiva o temerosa ante los ataques, otros dirán que no tenía argumentos para rebatir los señalamientos en su contra. Y en cuánto al mencionar a López Obrador no faltará quien diga que se quiere colgar del efecto Obrador que tantos votos y triunfos electorales le ha dado a Morena y sus aliados.

En conclusión, la beneficiada con lo que vimos en el debate fue la Sheimbaun; y puedo asegurarlo porque aprovechó el formato del debate, y además porque sus opositores no aprovecharon los pendientes del gobierno actual para llevar agua a su molino.

Mientras Xóchitl Gálvez no cuestione con más severidad a la candidata oficial por un gobierno de la 4T, que después de casi seis años en el poder, deja mucho que desear; pues sencillamente no tendrá posibilidades de acceder a la Presidencia de México. Hasta la próxima entrega. Gracias por leer mi columna.