Visión Analítica Tabasco - Deschamps 2023/10/21

Deschamps 2023/10/21

Por Yuriria Sierra

La muerte de Carlos Romero Deschamps ha dejado un sabor amargo en la boca de muchos mexicanos. No sólo por la pérdida de una vida, sino por la estela de corrupción e impunidad que lo acompañó a lo largo de su carrera política. Como en otros lamentables casos, más pronto llegó la muerte que la justicia.

Romero Deschamps fue un personaje polémico desde el inicio de su carrera. Su ascenso meteórico en el PRI, sus 26 años al frente del sindicato de Pemex, su cercanía con el poder político levantó sospechas desde el principio. Durante su gestión como líder del sindicato de Pemex su nombre se vio una y otra vez envuelto en una serie de escándalos que dejaron al descubierto la corrupción que permeaba no sólo en el sindicato, sino en la empresa paraestatal.

Desde el famoso caso del Pemexgate, hasta los contratos millonarios otorgados a empresas fantasma, Romero Deschamps se convirtió en el símbolo de la corrupción y la impunidad en México. A pesar de las múltiples denuncias en su contra, nunca fue juzgado ni condenado por sus actos. Su muerte, en medio de un proceso judicial en su contra, deja un sinsabor de justicia inconclusa.

Pero, más allá de la figura de Romero Deschamps, su muerte pone en evidencia dos problemas mucho más profundos en nuestro país: 1) la impunidad y 2) la absoluta corrupción (y, obvio, impunidad) que ha constituido la médula misma del sindicalismo mexicano. A lo largo de los años, hemos sido testigos de cómo los políticos y funcionarios corruptos se escabullen de la justicia, evitando cualquier tipo de consecuencia por sus actos. Y de cómo los líderes sindicales no han sido otra cosa más que operadores de la corrupción de sus líderes y de los gobiernos (junto con los partidos, de los cuales éstos han ido emanando). Brazos políticos del corporativismo. Y esto no sólo ocurre en el caso de Romero Deschamps, sino en innumerables casos que han quedado impunes.

La impunidad es un cáncer que carcome nuestra sociedad. No sólo nos roba recursos y oportunidades, sino que también socava la confianza en nuestras instituciones y en el Estado de derecho. ¿Cómo podemos esperar que los ciudadanos confíen en el sistema si aquellos que deberían ser ejemplos de integridad y honestidad son los primeros en violar la ley?

Es hora de que las autoridades tomen cartas en el asunto y pongan fin a esta impunidad que nos consume. No podemos permitir que los corruptos sigan burlándose de la justicia y viviendo una vida de lujos a costa del sufrimiento de millones de mexicanos. Necesitamos un sistema de justicia fuerte y autónomo, que no tema enfrentar a los poderosos y que garantice que todos sean iguales ante la ley.

La muerte de Carlos Romero Deschamps es sólo un recordatorio de la urgencia de combatir la corrupción y la impunidad en nuestro país. ¿De qué nos sirve que nos machaquen con la cantaleta que la corrupción antes era peor, si no se castiga ni la de antes ni la de hoy?

 

Tomado desde aquí

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